La electroerosión consiste en la destrucción de metal mediante una serie de descargas eléctricas recurrentes entre una herramienta de corte que actúa como electrodo y una pieza conductora, que es la pieza de trabajo (perno gripado, por ejemplo). Esta destrucción se lleva a cabo por una combinación de fusión y contracción térmica del material.

Según la Enciclopedia Británica  la definición sería:

«EDM implica la dirección de descargas de chispas eléctricas de alta frecuencia desde una herramienta de grafito o metal blando, que sirve como electrodo, para desintegrar materiales conductores de electricidad como el acero endurecido o el carburo»

La electroerosión se aplica generalmente para la destrucción de pernos gripados y rotura de machos que quedan obstruidos en sus agujeros y no pueden extraerse por medios mecánicos tradicionales (extractores, taladrado, mandrinado, etc.)
Este método puede ser utilizado desde pequeños orificios de métrica 1mm hasta agujeros de mayor diámetro 20mm, aun pudiéndose estudiar diámetros mayores con procedimientos y herramientas especiales.

Con la adaptación de los equipos de electroerosión, se consiguen mecanizar piezas in situ que con otros sistemas de mecanizado sería muy complejo.

El mecanizado por electroerosión es independiente de la dureza del material de trabajo. Al ser un proceso esencialmente térmico, se puede trabajar cualquier material mientras sea conductor.  Se suele utilizar para mecanizar aleaciones o metales muy duros, elementos difíciles de mecanizar por arranque de viruta.

El mecanizado no produce ninguna deformación en el material, ya que no se toca la pieza de trabajo y las frecuencias de trabajo son muy altas (no llega a calentarse el material).

El proceso de electroerosión puede parecer un método lento para extraer material, sin embargo, es una técnica muy rápida para arrancar material.